El origen de esta palabra es del siglo XVI y procedente de Madrid referido a Gil Imon, fiscal del Consejo de Hacienda de la época de Felipe III.
Don Gil Imón le gustaba ir a las reuniones y festejos de la alta sociedad con sus hijas, que además de llamar la atención por su fealdad, siendo también algo retrasadas en el entendimiento.
Antes a las mujeres jóvenes también se les llamaba "pollitas" o "pollas".
En aquella época los eventos sociales eran muy frecuentes, y la presencia de Gil Imón y sus hijas eran muy habituales, con la intención de buscar muchachos o "pollos" con las que poder casarlas. Pero no les salían pretendientes, a pesar de la buena posición social del padre.
Cuando llegaban a los eventos sociales eran anunciados como: "Don Gil y sus pollas". Y poco a poco, mediante la sorna e ingenio se fueron fusionando hasta llegar al término actual "gilipollas" para aludir a alguien con torpeza mental.
HIMNO
Los gilipollas tienen su propio himno. Su autor anónimo, en un alarde de imaginación tomó la entonación de la canción "Viva la gente" y adaptó la letra, que es la siguiente:
"Soy gilipollas
lo soy donde quiera que voy.
Soy gilipollas
y me he dado cuenta hoy.
Gilipollas sin fronteras es tu organización
habría muchos más gilipollas
con tu colaboración,
habría muchos más gilipollas
con tuuuu colaboración".
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